¡Este jueves, un relato! El testigo.
Lewis, se mantenía erguido, apoyaba la planta de sus Nike en la superficie porosa, marcando sobre el grano rojizo la evidencia en la búsqueda de una mejor posición.
Su cuerpo proyectaba a través de su sombra ligeros y oscilantes movimientos hasta encajar ambas figuras en un todo absolutamente controlado.
Memorizaba su respiración y el ritmo de sus pulsaciones reclamaba su atención, golpeando secuencialmente en el pozo de su pecho, 135, 140, 145...
Su habitual silueta, se desvirtuaba perfilando en su perímetro corporal las alteraciones propias de un tono muscular en alerta, especialmente los gemelos, presionaban sobre su piel en un intento de escapar hacia adelante.
Un sudor helado, le corrió por la frente cuando vio por el rabillo del ojo, acercarse los colores que identificaban el maillot de su compañero, un último esfuerzo y la coordinación en los movimientos le dispararía hacia la Gloria.
Inició la marcha, ...uno, dos, tres, la zancada se perpetuó en el aire, tan sólo 20 metros, extendió el brazo hacia atrás buscando el metal, notó en sus yemas la suavidad de la barra que insistía en alojarse entre la palma de la mano o el dramático vacío.
Su cuerpo proyectaba a través de su sombra ligeros y oscilantes movimientos hasta encajar ambas figuras en un todo absolutamente controlado.
Memorizaba su respiración y el ritmo de sus pulsaciones reclamaba su atención, golpeando secuencialmente en el pozo de su pecho, 135, 140, 145...
Su habitual silueta, se desvirtuaba perfilando en su perímetro corporal las alteraciones propias de un tono muscular en alerta, especialmente los gemelos, presionaban sobre su piel en un intento de escapar hacia adelante.
Un sudor helado, le corrió por la frente cuando vio por el rabillo del ojo, acercarse los colores que identificaban el maillot de su compañero, un último esfuerzo y la coordinación en los movimientos le dispararía hacia la Gloria.
Inició la marcha, ...uno, dos, tres, la zancada se perpetuó en el aire, tan sólo 20 metros, extendió el brazo hacia atrás buscando el metal, notó en sus yemas la suavidad de la barra que insistía en alojarse entre la palma de la mano o el dramático vacío.
Más "testigos" en casa de Gustavo
Alfredo...tic, tac, los latidos, el talón y el pie, los músculos, y el disparo, para salir al vacío.
ResponderEliminarLo he sentido este relevo, el testigo casi se me cae cuando me lo pasa el relevo, ayyyy.
Muy bien, vivo, palpitante.
Porqué tú miras al que espera el relevo en vez de mirar al que va a pasarlo?, mmm, creo que me gusta que mires donde nadie mira, no relatas, retratas la escena de forma perfecta, por cierto el post anterior, ya sabes, se me ha ido el rabillo del ojo y no he podido evitar engancharme y leerlo, ufffffff, me ha dejado de piedra!!!, miles de besossssssss.
ResponderEliminarFrederick Carlton "Carl" Lewis y apodado El Hijo del Viento....
ResponderEliminarUn Dios de ébano, de piel brillante y músculos esculpidos, perfectos, podemos sentir su tensión... y inmediatamente la tranquilidad, al coger la barra de relevo y poder salir volando por la pista de atletismo...
Un rayo hasta la meta....
!Emocionante!!!!!
Qué vertigo me ha dado, el dramático vacío...
ResponderEliminarMuy bueno, sí señor!!
Besotes desde el balcón a tu plaza.
Salto en el deporte. En mi vida, saltos y equilibrios.
ResponderEliminarHay treguas, de adolescente y niño en los recintos escolares.
antsde ayer estuve en uno de ellos.
En los estadios, hay conflicto, ciertamente. Pero, què dulces han sido las metas tantas veces.
No todos son regatos .. esos que han fluído azarosamente hacia la nada.
Despuès, por lo demàs suele haber algo.
Tèsalo
sabes, alfred0, he de decirme, quiet0 gustav0 c0n las palabras...
ResponderEliminar¿me dejas expresarme a mi manera, alfred0?
c0n b0rrar el c0mentari0 , y l0 entendere, diras que n0 te apetece que me exprese a mi manera...
gracias y perd0n p0r adeantad0...
que maric0naz0 eres, alfred0....c0m0 de bien, cuan perfect0, que m0ment0 instantane0 has dibujad0000
me ha encantad0, l0 he vivid0000...
insist0, discupas p0r mis adjetiv0s, per0 en m0ment0s de em0ci0n, asi me expres0...
iba a decirte mas...
al eer lewis, me fui al de as 0limpiadas de berlin...ya ya se, que era 0wen...per0...
he de decirte que e carl era...era, una belleza s0bre la pista, era la gacela...
¿viste las plusmarcas del b0ll?
¡¡di0s mi0, si aquel era el hij0 de vient0, este...este...uffff!!!
gracias, alfred0...y salud0s...
Gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarEsto de los Jueves... como ya suponía, me viene un poquito grande, entre semana, Ufff...
No creo que esté a la altura, para dedicarle tiempo a escribir, leer y comentar, por lo que espero me disculpeis.
Gustavo, este mundo de los blogs, es un sitio más donde cada uno puede ser como realmente le apetezca ser y los comentarios no son no más ni menos que un apéndice de los mismos, raro sería que en ellos fuéramos diferentes a como nos mostramos en los Blogs.
En tu caso aún no has llegado al límite máximo permitido de 000es mayúsculas como para que te lo borre, (jaja)
Besos a todos
Es que en ese momento mas alla que las camaras hagan tomas de primerisimos planos,apenas presenciamos una de las mil interpretaciones que cada uno de nosotros puedamos dar del momento vivido,por ejemplo la tuya,desde donde casi se huele el cuerpo del atleta.
ResponderEliminarbuenazo,abrazos desde la otra orilla
Primero creas la tensión y luego nos escamoteas el desenlace.
ResponderEliminar¿Que pasó con el dichoso testigo?
Ya sé que eso es lo de menos.
Un saludo
Un gusto leer tu relato, cuanta tensión y final abierto.
ResponderEliminarAbrazos.
Vaya, observo que hemos utilizado un tema coincidente.
ResponderEliminarPerdona el retraso pero voy apretadillo.
Un saludo