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You're the one

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En el cine, “La Música” tiene una gran importancia, tanto los temas que se componen específicamente para la banda sonora, como los que se recuperan para acompañar situaciones especiales de la película. En el cine de “José Luis Garci” estas circunstancias se dan de forma indivisible con la propia película, No recuerdo una sola de ellas, en la que yo, inconscientemente no vincule a su título, una banda sonora o alguna canción en particular. “Asignatura Pendiente” fue mi primer encuentro con Garci, al margen de otras consideraciones técnicas la película me pareció fundamental, una historia directa, próxima y creíble, a la vez divertida y amarga, situada en un momento conocido, con personajes que ya estaban junto a nosotros y con ese punto de esperanza que haces más tuyo cuando regresas a casa. En Asignatura pendiente, reconocí una vieja canción, “Luna de Miel” de “Gloria Lasso”, En su momento, supongo que me pasó desapercibida por que evidentemente no se trataba de una “R

Love Duet

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Anochece, el cielo está limpio y estrellado, Batterfly avanza lentamente hacia Pinkerton que descansa en un banco del jardín, se arrodilla a sus pies y le mira tiernamente casi suplicándole. Las cuerdas frasean entre si abrazando las primeras insinuaciones amorosas de La Mariposa, revoloteando como ruiseñores desde el fondo del jardín “Amadme por favor aunque sea un poquito, como se ama a un niño, como a mi me corresponde, amadme por favor” Pinkerton toma con dulzura las manos de Batterfly, abrazándola tiernamente “Deja que bese tus queridas manos, ¡mi Butterfly!, Yo te he atrapado, Te abrazo apasionado. Eres mía. Si, para toda la vida” Se incorporan los vientos, que con una cadencia metódica y envolvente dibujan los fraseados amorosos de ambos “¡Es una noche serena! ¡Mira: todo duerme! ¡Ah, que noche tan dulce! Cuantas estrellas, ¡jamás las vi tan hermosas! ...La orquesta en pleno se insinúa una y otra vez en la construcción de la melodía que nos lleva lenta pero inten

Una de Guateques.

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“El partido de fútbol que nos enfrentaba aquella tarde a la Academia Martí comenzaba a las 16.30, y las porterías no estaban terminadas, el Sr. Aranda se esforzaba pasando por la regruesadora del taller los postes y largueros que mas tarde completarían el diseño de un estadio a punto de estrenarse. Eran las dos del mediodía y estábamos todos en el patio, recién llegados de una irrepetible semana de Ejercicios Espirituales. El Santuario de Montiel de Benaguacil, había sido testigo de intensas jornadas con transcendentes reflexiones durante el día e inofensivas timbas de póquer por la noche. Nuestra euforia era incontenible, y los chicos del “Martí” pagaron las consecuencias de nuestra motivación, con una escandalosa goleada. 25 años dan para muchas jornadas tan llenas de emociones como aquella, y aunque lógicamente cambian los protagonistas, las inquietudes y el desenfado con el que se afrontan son similares”. Pero la fiesta de aquel fin de semana, no acababa con el

Idea Vilariño.

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Buscamos cada noche con esfuerzo entre tierras pesadas y asfixiantes ese liviano pájaro de luz que arde y se nos escapa en un gemido. Idea Vilariño

Una tarde con Nino.

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"Sufro al pensar que el destino, logró separarnos...” así empezaba la canción “Mis noches sin ti” que Nino nos dedicó a Regina y a mí, en un concierto,  a l que fuimos a verle la  tarde de nuestra boda. Vicente Moya “Suco” era su manager, y nos invitó a todos los amigos a asistir al citado concierto en una población próxima a Valencia. Más fiesta y emotividad no se le podía pedir al acontecimiento. Había conocido a Nino unos días antes, Vicente me acompañó a su casa para supervisar unos trabajos de Decoración y Amueblamiento que le estaban terminando y con los que no estaba satisfecho, me impresionó gratamente una habitación enmoquetada en blanco y con las paredes tapizadas en naranja, unos focos en el techo iluminaban diferentes marcos con los discos de oro y platino conseguidos hasta ese momento y un único mueble, que era un impresionante piano negro. Después de sucesivos encuentros, me pidió que empezara a trabajar en un Proyecto de Macro Disc

Amparín.

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El tren conocido popularmente como Alcazareño, tenía prevista su llegaba a la estación término de Valencia a las 21.15, pero siempre llegaba con retraso. Se le conocía por ese apodo porque la estación de partida era la de Alcázar de San Juan, histórica población de la provincia de Ciudad Real. Su salida era de madrugada y el recorrido por tierras castellanas y manchegas, hasta entrar en la provincia levantina era lento, permanentemente interrumpido por la cantidad de estaciones y apeaderos en los que paraba para recoger viajeros con destino a Albacete y Valencia. Regresaba en el Alcazareño como en otras tantas ocasiones, sentada en un banco de madera corrido y cargada de cajas, bolsas y paquetes; en tal cantidad que parecía imposible que ella sola hubiera podido subirlas y redistribuirlas por los desnudos anaqueles del compartimento de aquel incomodo vagón de tercera clase. Eran tiempos, que aunque algo distantes de la posguerra, la precariedad y escasez con la que vivía el pu

Dulce, Dulcísima.

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“Sé eu soubesse que morrendo, Tu me habías de chorar, Por una lágrima tua, Que alegría, Me deixaria matar” . Sublime texto con una extraordinaria carga emotiva y poética. “Lágrimas” interpretada por Dulce Ponte forma parte del activo musical, que tan celosamente, guardo para las ocasiones especiales, aunque lo cierto es que cualquier ocasión se vuelve especial, escuchándola. En el radio-cassete del coche, escuché por primera vez a Dulce Pontes, era una voz diferente, clara y apasionada, con una gran variedad de registros, las canciones sonaban una detrás de otra, fados, tradicionales portuguesas, gallegas y angoleñas, con un estilo inconfundible, a veces un tanto exótico. “Lágrimas” tiene una música que es tan hermosa que duele y un texto desgarrador, de los que te da un vuelco el corazón. En Dulce Ponte se dan algunas circunstancias que no hacían previsible a corto o medio plazo la posibilidad de verla en concierto, y de momento me bastaba con oírla a través de sus grabac

París, Texas

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S iempre me ha preocupado y ocupado desarrollar iniciativas que mejorasen las posiciones de nuestro colectivo profesional con respecto al gran público, la elección de un estilo determinado de mueble, en este caso el mueble moderno y de vanguardia, no siempre ha facilitado el entendimiento con la mayoría de los consumidores, que generalmente se ha identificado mas con el Amueblamiento y la decoración clásica, convencional y excesivamente ornamentada. Salvo un puntual periodo de tiempo a principio de los años sesenta, en el que un mueble de trazos y formas limpias, de procedencia mayormente escandinava tuvo una gran acogida entre los consumidores, incluso propiciando cambios anticipados en el mobiliario existente, del que en principio se esperaba mayor vigencia. Esa tendencia duró lo que duraron los sesenta y de nuevo en los siguientes veinte años nos vimos sumidos en la mayor apatía, sosez y aburrimiento en cuanto a propuestas de vanguardia importantes se refiere, lo que propició un

24 horas de Le Mans y otros.

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La afición de Ramón Paredes por el automovilismo, me aproximó a este mundo de pilotos, marcas, circuitos y competiciones que tiene el máximo exponente en las carreras de Formula 1. Ramón competía regularmente en Rallyes de ámbito regional, y aunque también participó en alguna competición puntuable para el campeonato nacional, sus mejores clasificaciones las obtuvo en las programadas para la Comunidad Valenciana, de la que llegó a ser Campeón en repetidas ocasiones, su “Alphine 1.100” de color verde, era una clara referencia en las largas jornadas de día y noche, para los que le acompañábamos, formando un equipo de asistencia o acompañamiento de lo más alternativo, al frente del servicio técnico estaba el personal mecánico de “Talleres Parra”, para la logística, información de tiempos y avituallamiento le acompañaban, incansables Salvador y Alberto Alcantarilla, y Regina y yo le proporcionábamos el apoyo moral y la compañía, que en ocasiones menos afortunadas necesitaba como conse

Un poco de Puccini...

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Hay momentos sublimes, situaciones en las que se dan unas circunstancias tales que las hacen irrepetibles. Reconozco que empiezo ha tener una pasión desmedida por la música de Puccini, pero ¿hay acaso, algo tan extraordinario como la conexión cerebral y emocional que se establece cuando participas de la apasionante ceremonia de una Opera? ¿Puede nuestro adulto corazón resistir tanta belleza sin romper en un inevitable llanto por tanta felicidad? Algunas, han sido las representaciones a las que he asistido, naturalmente siempre acompañado por Regina, decir que hemos visto no sería acertado, porque es algo mas que una meticulosa y atenta visión, diría que hemos compartido con directores, músicos e interpretes, y por supuesto con el espíritu de los autores, a los que dicho sea de paso sientes muy próximos, una especial comunión que te hace disfrutar sin pudor y entregado a cada overtura, aria, dúo, intermedio, coro, etc. pasajes de contenido tan bello y conmovedor, como a la vez t