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...Avilés, Oviedo

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22 Kilómetros separan Avilés de Oviedo , la capital del Principado, un paseo para encontrar dos proyectos que en estos momentos ocupan la atención y el interés de los asturianos. El Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer en Avilés y el Palacio de Exposiciones y Congresos de Oviedo de Santiago Calatrava . Ambos, premios Príncipe de Asturias, Niemeyer en el 89 y Calatrava en el 99. Dos apuestas por el futuro, emplazan a dos grandes de la Arquitectura contemporánea, a través de las cuales y siguiendo la estela del Guggenheim de Bilbao el Gobierno Astur pretende dinamizar las parcelas de Economía y Cultura. Este desafío creativo, supone en ambos casos no sólo la creación de espacios alternativos para la cultura y el encuentro, sino que además lleva implícitas nuevas oportunidades para el desarrollo imaginativo, haciéndonos reflexionar sobre la calidad y cantidad de los recursos culturales asturianos dentro de la escena cultural internacional. Las Ciudades: Avilés. El Centro Cult

Sábados de Mercedes. Las Horas...

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...Que larga es la noche, estoy frente a este teclado de letras blancas sobre fondo gris antracita, las yemas de mis dedos reposan inquietas sin saber que hacer, por donde empezar, necesito una frase, (ni siquiera una frase) un articulo determinado, un pronombre personal o un nombre común, una idea, una inquietud que me estremezca y me ponga en marcha. ...Que larga es la noche y que sombría la ausencia, levanto la mirada y recorro en un travelling de 180 grados, buscando esa imagen que me despierte de mi letargo, veo con avidez fotos y objetos y les grito que me cuenten sus sueños, sus vivencias, hoy no es su noche, ni la mía, me detengo en la ventana y llueve. ...Que larga es la noche, por favor, sólo un “La” para entonar y todo será más fácil, me distrae la Radio, se mezclan y me confunden los “Mis”, los “Res” y los “Fas” suena la música, ella y yo solos en la madrugada, que barbaridad, si sólo es un relato de no mas de 300 palabras y Tésalo me está esperando, espero que el “Bus” no

Sábados de Mercedes. Diario íntimo de una Nevera

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Mi primer dueño se llamaba, bar “El Ganxo” apodo con el que se conocía al barrio de Ruzafa de Valencia . Esta humilde casa de comidas, miraba de reojo, no sin cierta envidia a la monumental Iglesia de San Valero , pretenciosa y siempre engalanada para las multitudinarias fiestas locales. Me recibieron con la alegría juvenil de la que espera un juguete regalado, algo que se puede rentabilizar sin coste alguno, nuevo, brillante, con un nombre compuesto formado por letras cursivas blancas impresas sobre un fondo rojo sangre, nombre, que creía era el mío, pero que más tarde comprobé, que sólo hacía alusión al obligado contenido, pues esas eran las condiciones de la dádiva. Me sentía joven, limpio, inmaculado y sobre todo capaz, muy capaz de enfriar hasta la congelación las botellas de cristal que se alineaban ordenadamente en mi interior. Mi primer contacto con la electricidad fue a 125 voltios, suficientes para ronronear hasta la extenuación, sin perturbar el descanso de los parroquianos