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Cassandre y los Argonautas

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Una vez más, el Palau de les Arts se vistió de franela, lino y algún que otro tejano. Y es que los del turno “D” somos así de sencillos, no somos de pieles, ni demás zarandajas, discretos, tribales, pero limpios, estamos en el medio, sin rechistar, somos el turno que por no llamar la atención, ni siquiera abuchea donde y cuando los demás lo hacen, somos el turno donde el Palco Real está casi siempre vacío, (que pena de asientos desaprovechados) los del “D” somos de los que no regresan a sus butacas para disfrutar de la última entrega, quedando la platea con un aspecto desolador, las 12 de la noche es muy tarde para algunos que supongo correrán a sus casas para descansar de tanto “argonauta” y llegar a tiempo de la “porno” del Plus, eso si, a los del “D” casi siempre nos dejan libres los fines de semana para disfrutar de la casita de Liria. Decía, que una vez más el Palau , nos ha hecho soñar y ha saciado nuestros apetencias operísticas hasta la Butterfly de Diciembre.

Sábados Literarios de Mercedes. El lugar desde el que escribo

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A diario, me asomo al exterior a través de dos ventanas, respiro y suspiro en cada una de ellas. La más grande, con dos inmensas hojas de cristal, me transporta a una realidad cotidiana. Recreo la mirada, y mi ensimismamiento es compartido por palomas, gorriones, helechos y un laurel, y siempre por un cielo tan variado como los gustos. Hoy por ejemplo está gris plomizo, serio y circunspecto, pero me gusta. Cuando amanece y se gasta la madrugada, me repito: “Hoy, puede ser un buen día” confiado, me lo creo, me doy mis tiempos y construyo lo que corresponde a mi aportación en esa unidad de tiempo que es el día. Cuando anochece, todavía con los últimos rayos del sol, pego la nariz al cristal y repaso lentamente los misterios de las horas vividas, y veo esconderse la luz por mi derecha. Entonces, solo, en esa soledad consentida me dejo seducir por el pautado ronroneo de las palomas, y la vista se pierde por entre las hojas del laurel. La otra ventana, sigue a continuación. Ésta, mucho

...A José Luis López Vázquez

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Todavía recuerdo las inevitables risas, en aquellas primeras escenas de "Mi querida Señorita" la imagen de José Luis López Vázquez en la pantalla era sinónimo de carcajada fácil, tan sólo tuvieron que pasar unos fotogramas para darse cuenta de que aquello era otra cosa, aquél era otro José Luis López Vázquez . Era la apuesta arriesgada de Jaime de Armiñan , que nos desnudaba al rey de la comicidad loca y absurda, y sin esbozar una sola sonrisa nos lo vestía de un intimista y sensible drama. (algo ya, nos había contado Saura ) Luego vino mas Saura, Berlanga, Gutiérrez Aragón, Mercero y todo lo demás. ¿ Que me va usted a contar?, señorita.