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Sábados literarios de Mercedes. "Cosas que me gustaría hacer contigo"

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Te siento desde hace años, aunque no siempre he sabido de tu existencia. Me he acostumbrado a tu compañía, tanto, que hoy sé que no podría vivir sin ti. Y si, quiero que hagamos cosas juntos. De momento te intuyo, te siento próximo y te imagino cristalino, frágil y transparente. Acerco mi mano y acaricio tu pecho, palpitante, secuencialmente vivo y permanentemente mío. A veces te cuesta seguirme, me detengo, te espero y siempre me alcanzas a tiempo. Pero no sé lo que es volar y quiero hacerlo contigo, no sé lo que es la locura y necesito delirar contigo, no sé lo que es amar y quiero aprender de ti. Tenderme al Sol y compartir mi sombra, me cuesta recordar si alguna vez me ha sucedido algo sin tu presencia, y olvido lo que hice hasta ahora. Todo fuera de ti, me parece mundano, ordinario e insuficiente. Por todo eso, me gustaría fundir eternamente mi vida con la tuya. Y si te muestras, quisiera conocerte, sé que es difícil... y me pregunto: ¿Cómo se conoce a un corazón? I Más cosas (t

Este jueves, relato. La Soledad

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Marta , tecleó el punto y final con el que cerraba su relato. Un tema construido y desarrollado con minuciosidad, algo de imaginación, algo de documentación y un poco de cal en la construcción de algunas frases. Editó la entrada y añadió una foto para ilustrar el argumento de su escrito. Buscó en etiquetas un genérico para facilitar su búsqueda y su alojo, encontró uno adecuado: “Relatos”, y otro: “Los jueves, Relato” y un tercero más específico: “Soledad”. Marta , mimaba sus textos, para ella eran como pequeñas obras de Arte colgadas en las paredes de un museo intangible, iluminadas con la sombra de una luna que le daba la espalda y expuestas hasta un amanecer que estaba por inventar. Tecleó “Enter” y publicó su historia. Dejó pasar la noche, que compartió entre sábanas consigo misma. A la mañana siguiente, con la taza de café en la mano, conectó su portátil y abrió su página personal: www.marta-unsólocorazón.blogspot.com releyó su entrada una y otra vez, se gustó, intentó imagina

Este Jueves, Relato.

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La habitación era oscura y fría. Un soplo tímido de luz se colaba por aquel enrejado ventanuco, cuya única hoja, no habría desde hacia años. Nunca había estado tan solo consigo mismo, su prolongada estancia en ese entorno solitario jamás le había deparado una jornada tan tristemente extraordinaria. Empezó con un viejísimo amontillado de Pedro Ximénez con el que acompañó un “Salteado” agridulce de frutos secos. En su soledad obligada se preguntaba, los ¿Porqué? de aquel irreversible destino y a los qué no sabía que responder. A continuación le sirvieron unas delicias de morcilla de Burgos con habitas salteadas que regó con un potente Pago de Carrovejas, viejo conocido de los barros de Peñafiel. Siempre le llamó la atención el maridaje que habían impuesto las modas en la restauración, del que nunca había sido partidario. Pensó, que ahora el ceremonial lo requería. Hizo girar la copa, movió en circulo el exuberante caldo y quedó con la mirada perdida buscando un cómplice con el que brinda