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Valencia... "Ciudad de otro mundo"

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La loza dorada o mayólica, es una cerámica con un acabado vítreo especial compuesto con sílice, cenizas sónicas calcinadas, plomo y estaño. En la tercera hornada se aplica a la base de terracota, obteniéndose un reflejo metálico de tacto sedoso y aspecto brillante. Tiene su origen en el siglo IX, en el Califato Abasí (750 a 1258) En el año 1855 José Ros Furió, artista valenciano apasionado de la cerámica tradicional, construyó en el barrio de Benicalap de Valencia, la fabrica de mayólicas "La Ceramo". Poniendo en práctica la técnica que había adquirido del también ceramista Bautista Casañ de Manises. Así se inició una de las aventuras del sector cerámico con más fortuna y protagonismo en la técnica del reflejo metálico dentro del movimiento historicista en la arquitectura valenciana. Hoy, piezas suyas decoran edificios emblemáticos de la capital como el Ayuntamiento, el Mercado Central, la Estación del Norte o el Mercado de Colón. Esta preocupació

Este jueves, relato.

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Sebastián es un canalla, lo escondió hasta bien consumada su relación con Cecilia. Borracho, la maltrata y pierde en el juego los ahorros de ambos. Tantea a las amigas de ésta con la desfachatez del que se cree por encima del bien y el mal. De pie, espera iracundo la aparición de Cecilia, que encerrada en su dormitorio, se recupera de los golpes recibidos por su atrevimiento al reprocharle su actitud. La espera excitado, dispuesto a perdonarle su osadía y como otras veces a violarla sobre la rancia alfombra del Salón. La puerta del dormitorio se abre y Cecilia, aparece radiante, cargada de maletas. Con indiferencia pasa sin mirarlo hasta alcanzar la puerta de la calle. Sebastián, ebrio de vino y de celos, saca el animal que lleva dentro, y con un cuchillo le asesta 9 puñaladas que acaban con su vida. (Todo mi cariño, a los otros animales) Más personajes en busca de relato en la librería de Gu s

Alejandro y Yo.

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"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas. Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal." (Juan Ramón Jiménez) Alejandro ya es mayor, por eso aporrea la batería en un "in crescendo" ruidoso hasta lo inaguantable. A continuación, se levanta, cruza en el aire las baquetas y con unas ligeras afirmaciones de cabeza, complacido y serio, saluda al personal. Alejandro ya es mayor, por eso necesita un gran espacio para jugar al tenis. El Salón de casa se convierte en una cancha sin líneas, todo vale.  Bota repetidamente la pelota, golpea con el arco de la raqueta la base de las zapatillas, se ajusta la