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Tanzania.

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Tanzania no se puede explicar, al menos de una forma lógica, práctica o consecuente con los tiempos que corren. Si lo intentas, resbalas, te pasas o te quedas corto. Pero aún así, con el riesgo de epatar más de lo razonable, merece la pena intentarlo.   Tanzania huele a Reserva Natural, a picantes y a tinte de mil colores que lucen sus mujeres en una inacabable variedad de estampados con los que lucir sus esplendidos cuerpos.   Tanzania es intensamente verde desde el cielo y roja a pie de zapatilla. Sus ciudades, a vuelo de pájaro, son un hormiguero de sombras oscuras como el ébano que patean sus caóticas avenidas o pasean lentas, pero sin pausa los campos de maíz recién plantado. El tanzano es dueño de su tiempo, no tiene prisa, los indios corren por él y también por él, ganan su dinero. Es el primero en extender su mano en un saludo que empieza con una invitación y acaba con una mirada curiosa, limpia y penetrante. Clava sus grandes ojos en los tuyos y juega a c

Este jueves, relato. "Una de espías"

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La noche esconde la imagen oscura de Peter. Está decidido a llevar a cabo su misión y se envuelve misteriosamente entre la niebla, avanzando imparable hacia su destino. No le mueve el dinero, ni la envidia, ni los celos, ni el falso reconocimiento, ni tampoco el disfrazado lucimiento personal. Peter sabe que después de su trabajo, seguirá en el anonimato. Sólo en su interior brillan luces por la satisfacción de una labor bien hecha. Sólo consigo mismo, repasa los detalles y sonríe entre dientes y solo, en esa habitación de hotel que es su circunstancial presente, esboza una pequeña mueca de felicidad. La noche y la alevosía, justifican con levedad su pecado. Más tarde, espiará hasta la extenuación, copiará y plagiará como un obseso. No sabe con certeza lo que va a encontrar, pero todo lo que encuentre es Vida para él. Por fin, el Dossier soñado, las instantáneas más comprometidas, los textos más cáusticos, la síntesis de la felicidad, los poemas más enigmáticos,

Este jueves, Relato. Colombia

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¡Tierra a la vista! Era el cuarto viaje de Cristóbal Colón. Después de visitar algunos territorios conquistados, exploró el golfo de Urabá, una pequeña lengua de mar que se extiende al sureste, en la desembocadura de uno de los ríos más caudalosos del mundo: El Atrato. Por este río entró la conquista española y llenó de pueblos sus orillas. El Genovés, una vez más, pisó tierra en busca de las Indias Orientales, Japón o el Imperio Chino. Esta vez lo hizo solo, sus cartógrafos y asesores quedaron confinados a bordo por su obstinada torpeza en la interpretación de los viajes... Sólo se habían equivocado de Continente... 19.000 kilómetros en la dirección opuesta. No obstante, la suerte acompañó al marino. Finalmente al adentrarse en aquel exuberante y hermoso paisaje, se encontró con bellos aborígenes adornados de perlas y dio gracias a Dios. Colón pensó que había descubierto el Paraíso Terrenal. Más tarde el venezolano Francisco de Miranda, a aquel paraíso, y en h