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Tanzania, objetivo cumplido.

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A través de la ventana de nuestro estudio, se ve un frondoso jardín. Colibrís y lagartijas, ajenos a nuestra presencia, comparten sin quererlo folios emborronados, hojas en blanco que se llenan de rayas de oscuro grafito, bocetos, cálculos, perspectivas, secciones y detalles que en el peor de los casos van llenando la papelera de pelotas arrugadas que lamentan en silencio lo que pudieron ser y ya no serán. Otras sin embargo, son como los colibrís y las lagartijas, cobran vida, dan y reciben color y son el prólogo de dibujos más complejos y determinantes. Así han pasado los 21 días, que entre lluvia y lluvia, hemos necesitado para diseñar los "Showroom" de Arusha y Dar es Salaam. Ahora, con el trabajo terminado, nos volvemos llenos de recuerdos y experiencias y especialmente con la satisfacción del deber cumplido.  Algunos ejemplos del Proyecto: Este es un Proyecto de Estudio Cot , con la colaboración inestimable del diseñador de Interi

Este jueves, cuento. Erase una vez...

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Erase una vez que se era… un elefante de cuatro patas y de piel gris perla, casi blanca; por lo de las patas no se diferenciaba de los demás, pero sí por el tono plateado de su envoltura. A vista de pájaro, todos parecían iguales. Desde el balcón panorámico, la manada, se confundía con unos diminutos puntos oscuros, que se desplazaban con una lentitud irreal. Bajo, en el interior del inmenso cráter del Parque Ngorongoro las vidas de los diferentes animales seguían su curso natural. Paseaban cuando tenían que pasear, comían cuando tenían que comer y dormían cuando tenían que dormir. Para todos, era exactamente igual, excepto para Sanna el pequeño paquidermo de sangre roja y de piel lechosa, que perplejo por su descarada diferencia, pasaba las horas cuestionando su evidente desigualdad. El resto de los elefantes de su edad le señalaban con la trompa burlándose de su rareza, lo que acomplejaba a Sanna, dolido en su particular calvario. ¡Ya está! Mu

Tanzania. Las masái

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           Recogimos a Nema en la puerta del hotel. La joven masài, vestía un precioso Shuka en tonos rojos y azules. Completaban su aire festivo: collares, pendientes, brazaletes, pulseras y un elaborado tocado que casi tapaba su rizada cabeza. Nema bajó un día a la Ciudad para vender los abalorios que confeccionaba su familia, conoció a un joven tanzano de Arusha, se enamoró y se casó con él.    Ni siquiera el Toyota 4x4 pudo con la encrespada colina, En esta época, la de las grandes lluvias, las riadas de agua hieren la tierra con grandes surcos que hacen imposible la conducción. Nema, sacó del interior de su Shuka un móvil marca Samsung y avisó a su familia del leve imprevisto. A mitad del camino nos esperaría su prima Laiza, que nos acompañaría hasta el campamento. Más de dos kilómetros de valle, sorteando surcos y tierra volcánica arrastrada por la marea del último diluvio.  Iniciamos la caminata: Nema, Sebastián mi compañero en el oficio de diseñar,