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Este jueves, relato: Una de fantasmas.

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Las paredes del cielo estaban desnudas, él corría de una a otra sin dejar rastro. No tenía cuerpo. No tenía sombra, por no tener no tenía ni nombre. Sólo un apodo, un alias por el que nadie le conocía: "El Fantasma". Era como una nube transparente que rebotaba en las cuatro paredes de esa esfera cristalina que llaman Universo. Su año, que no el nuestro, tenía solo ciento ochenta y dos días y todos eran sábado. Un día al año, justo a las doce de la noche, cuando acababa un sábado y empezaba el siguiente bajaba a la tierra para hacer lo único en lo que era un experto: ¡Asustar... mortalmente! Antes de ser un nimbo sin dimensiones, era humano, con toda la carga de defectos y malformaciones que ello supone. Recuerda épocas gloriosas en ese erial lacrimógeno en el que se había convertido su odiado y, a la vez, añorado  planeta.   Personas de todo tipo, edad y pelaje pueblan los cementerios por su singular y cruel extravagancia de asustar sin piedad a unos y otros en la

Este jueves, relato. Cierre de convocatoria

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En nuestro paso por la peluquería, ha habido de todo: Hemos cortado, rizado, mechado, coloreado, degollado, pelado, recordado, amado, engañado, ligado, barrido... en fin, que hemos sido, a la vez, ayudantes, estilistas, barberos y clientes. En definitiva, que un corte de pelo parece que da para mucho. Y ahora que todos estamos como un pincel de aseaditos, limpios y presentables es hora de irse de Fiesta. Por ejemplo, la que nos propondrá mañana C h a r o desde su blog: "¿Quieres que te cuente?"    Agradecer el arte y la generosidad de Casss que una vez más hizo los dibujos de los enlaces. Besos

Este jueves, relato: Mis horas en la peluquería.

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Cada día abro el local a las 10:00. A veces tengo cola. Esto sucede desde que mi jefe, Pedro Pacheco, conoció a Graciela. Fue entonces cuando tuvo la feliz ocurrencia de hacer la peluquería "Unisex" . Hasta ese momento era sólo una barbería para hombres; pero Graciela, la cubana con la que mi jefe se lio, o se encamó, o vaya usted a saber, le convenció para ampliar el servicio a señoras. -Sólo es una cuestión de marketing -le dijo ella-, mientras le mordía la oreja. Al día siguiente colocaron un luminoso que decía "Grace & Peter - Estilistas". No hace falta decir que la cubana está "para mojar pan". Y con tan sólo un curso acelerado por correspondencia, ha llenado las paredes de diplomas y los sillones de parroquianos. Lo cierto es que yo, desde entonces, barro más que nunca y los clientes, los de siempre, los de la barba, ahora piden el servicio completo. Más cosas sobre peluquerías aquí en la Plaza...